Habitar para Conservar: Parques de Conservación Habitables
Sofía Maruri
Sofía Maruri

Habitar para Conservar: Parques de Conservación Habitables

Mayo, 20254 min de lectura

Como buena millennial, el futuro ecológico es un tema que me preocupa. Ya incorporamos el reciclaje, evitamos usar las bolsas plásticas (aunque ahora cada vez que voy al supermercado me tengo que comprar una reutilizable), cada vez se ven más autos híbridos en la calle, todos hemos escuchado el concepto de la huella de carbono, etcétera etcétera. Pero hay algo que aún no resolvemos del todo: ¿Podemos vivir más cerca de la naturaleza sin destruirla en el intento?. Cuando escuché por primera vez sobre los parques de conservación habitables, sentí que alguien por fin había conectado los puntos.

¿Y si vivir en la naturaleza fuera parte de la solución? Esa es la pregunta que está reescribiendo la forma en que entendemos la relación entre territorio, desarrollo e inversión. Atrás quedó la idea de que conservación y progreso van por caminos opuestos. Hoy, nuevos modelos permiten habitar, invertir y conservar al mismo tiempo.

Una nueva forma de conservar y habitar

Un parque de conservación habitable es mucho más que un desarrollo inmobiliario con áreas verdes. Se trata de un diseño consciente del territorio, donde la mayor parte del suelo se destina a restaurar o preservar biodiversidad, mientras una porción menor se habilita para viviendas, infraestructura mínima y espacios comunes. Las personas que habitan estos lugares no son espectadoras, sino protagonistas. Restauran suelos, cuidan humedales, conviven con especies nativas y participan activamente en la construcción de una comunidad más sostenible.

No es un concepto aislado ni idealista: ya existen más de 200 iniciativas de conservación habitada en el mundo, con ejemplos en Patagonia, Australia y Europa. La creciente demanda por este tipo de proyectos no es una teoría: medios como La Tercera ya reportan un interés real por parte de familias jóvenes y personas que buscan un estilo de vida más conectado con la naturaleza. En Chile, por ejemplo, los parques rurales de conservación están ganando tracción como alternativa frente al modelo clásico de parcelaciones sin planificación. Esa misma tendencia comienza a verse en Uruguay, donde el contexto regulatorio más claro y la vocación agroecológica del país lo convierten en terreno fértil para propuestas más conscientes.

Uruguay reúne condiciones únicas. Tiene una matriz energética basada en renovables, un marco político y jurídico estable, alto valor paisajístico y una creciente vocación ambiental. La cultura rural del país, su tradición de respeto por la tierra y su apertura a capitales privados responsables, hacen del territorio un lugar fértil para iniciativas que integren conservación, vivienda e inversión.

Triple impacto: naturaleza, comunidad e inversión

Los beneficios son múltiples. Desde el punto de vista ambiental, este modelo permite aumentar la superficie conservada, crear corredores biológicos, capturar carbono, proteger cuencas hídricas y devolverle salud a ecosistemas degradados. Desde lo humano, mejora la calidad de vida al ofrecer contacto diario con la naturaleza, estilos de vida activos, alimentación más consciente y una experiencia comunitaria profunda. Y desde lo económico, representa una nueva clase de activo: uno que combina retorno financiero, seguridad territorial y legado.

A nivel global, estos proyectos contribuyen directamente al cumplimiento de varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, al integrar conservación, bienestar humano y desarrollo económico. En particular, abordan:

A nivel global, estos proyectos contribuyen directamente al cumplimiento de varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, al integrar conservación, bienestar humano y desarrollo económico. En particular, abordan:

Objetivos de desarrollo sostenible de un parque de conservación habitable

La Ribera

En este contexto, Wbuild presenta su primer proyecto en Latinoamérica: La Ribera. Ubicado en José Ignacio, una de las zonas más valoradas de Uruguay, La Ribera representa la convergencia entre conservación, arquitectura respetuosa y lujosa; y acceso a capital privado. El proyecto contempla un predio de 80 hectáreas donde el 90% del terreno será destinado a conservación activa, mientras el 10% restante estará compuesto por 25 lotes residenciales de 3 hectáreas cada uno, conectados por caminos de bajo impacto, con servicios esenciales como agua potable, electricidad subterránea, miradores, senderos y zonas comunes para la vida comunitaria.

Inversión en Orlando en un multifamily sin riesgos de construcción

Harper Grove es un multifamily Clase A, ubicado en la zona de Davenport, ya construido con 264 unidades con características premium y un enfoque estratégico en un mercado de alta demanda con sólidas tendencias demográficas. La inversión sigue una estrategia Value Add, con un perfil de riesgo tipo Core Plus.

Logo Biosfera Austral

El proyecto es gestionado por Biosfera Austral, una Empresa B Certificada con amplia experiencia en parques de conservación en la Patagonia chilena. Su modelo combina conservación ecológica, nueva ruralidad, agroecología y arquitectura integrada.

La Ribera en Uruguay

El modelo económico y legal detrás de un parque de conservación habitable

Lejos de depender de filantropía, los parques de conservación habitables están estructurados como vehículos de inversión privada que combinan propósito y rentabilidad. Su modelo económico se basa en tres pilares: valorización del suelo, ingresos sostenibles derivados de actividades compatibles con la conservación (como ecoturismo o agroecología) y la venta planificada de lotes habitables en zonas cuidadosamente delimitadas.

Al destinar la mayoría del terreno a conservación activa, como ocurre en La Ribera, se crea escasez de suelo habitable, lo que incrementa el valor de cada lote. Esta escasez, sumada al entorno natural y al diseño consciente, genera un valor económico distintivo.

Legalmente, estos proyectos se estructuran mediante fideicomisos o sociedades, con normativas que garantizan la protección ambiental a largo plazo. Servidumbres ecológicas, estatutos y reglamentos aseguran que, más allá de quién adquiera el lote, se respeten los principios de conservación restringiendo ciertos usos de la tierra. Así, la protección del entorno no depende de la voluntad, sino de reglas claras y exigibles.

Una nueva forma de invertir

La Ribera no es solo una propiedad en un entorno natural sacado de un board de Pinterest. Es un espacio donde se vive con propósito, donde la inversión privada se transforma en herramienta para conservar lo que realmente importa. Se trata de cambiar la forma en que pensamos la tierra, la vivienda y el desarrollo. De construir futuro con visión, sin sacrificar naturaleza ni calidad de vida.

La Ribera en Uruguay

Invertir en conservación no es caridad. Es estrategia. Es proteger la vida mientras se construye valor. Y Uruguay, con La Ribera, abre la puerta a quienes quieran ser parte de esta nueva forma de habitar el planeta. Wbuild te permite acceder a capitales privados en activos reales e institucionales como este proyecto. Rellena el formulario en nuestro sitio web y reserva tu cupo para invertir en La Ribera hoy mismo.

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Sofía Maruri

Escrito por

Sofía Maruri

Creadora de experiencias que integran visión y rigor, fortaleciendo el camino hacia inversiones inteligentes.

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